Lo que debe saber sobre la prueba rápida de antígenos para el autodiagnóstico

2021-12-01 08:52:11 By : Ms. Tina Xie

Profesor asociado, Universidad de Barcelona

Sònia Aguirre Alvarez no trabaja, consulta, posee acciones ni recibe financiación de ninguna empresa u organización que se beneficie de este artículo, y no ha revelado afiliaciones relevantes más allá de su cargo académico.

La Universitat de Barcelona aporta financiación como miembro de The Conversation ES.

Desde marzo de 2020, la detección masiva de COVID-19 nos ha presentado uno de los mayores retos de la industria farmacéutica y logística en los últimos tiempos. Al comienzo de la pandemia, parecía un sueño tener a nuestro alcance una prueba de autodiagnóstico lo suficientemente rápida y sensible para saber si teníamos o no la infección por COVID-19 y actuar en consecuencia. Hoy en día ya es posible gracias a las pruebas rápidas de antígenos (TAR) para el autodiagnóstico que ya tenemos a nuestra disposición.

Estas pruebas de autodiagnóstico son sencillas, económicas, no molestas y nos permiten repetirlas con frecuencia sin necesidad de atención médica ni facilidades para el cribado. ART es muy útil especialmente en situaciones con limitaciones de movilidad. O cuando el acceso a los servicios de salud y las pruebas de diagnóstico es limitado.

Pero de ninguna manera son una panacea. Como usuarios de estas herramientas de testing debemos informarnos, hacer un buen uso de ellas y ser conscientes de sus limitaciones.

Sabemos que estos TAR pueden ser utilizados en campañas de Salud Pública o bajo la supervisión de un trabajador de la salud o farmacéutico, en cuyo caso tienen cierta validez clínica y podrían quedar registrados en nuestra historia clínica. Pero, ¿qué pasa si hacemos estos ART con fines de autodiagnóstico?

Este artículo tiene como objetivo responder algunas preguntas frecuentes sobre estas autocomprobaciones que ya podemos conseguir fácilmente en las farmacias.

El TAR para el autodiagnóstico es una prueba que puede detectar una posible infección activa por COVID-19. Está destinado a la población en general sin la intervención de un trabajador de la salud, por lo que en cierta medida reduce la presión asistencial de los centros de salud. Está a la venta exclusivamente en farmacias, por lo que debemos adquirirlo a través de este canal y abstenernos de obtenerlo por otros medios si queremos utilizarlo con garantía.

También es importante saber que los ensayos deben tener el marcado CE en su etiqueta seguido de los 4 dígitos del organismo notificado que lo ha evaluado.

Según la información publicada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), debemos realizar la prueba durante los primeros 7 días tras la infección o en los primeros 5 días con síntomas. No se recomiendan en casos asintomáticos, ya que podrían dar falsos negativos, así como en casos con baja carga viral.

El tipo de muestra que se recoge es nasofaríngea (profundidad aproximada de 3cm), orofaríngea, nasal o saliva, y podemos realizarla en casa.

Realizaremos la prueba siguiendo estrictamente las instrucciones de uso, y deberemos hacerlo inmediatamente después de tomar la muestra. Es muy importante que sepamos que la realización de esta prueba dependerá del tipo de muestra obtenida y de su correcta ejecución.

Los TAR tienen 2 líneas de color: la línea de prueba (T) y la línea de control (C). Dependiendo de las líneas que se muestren podemos encontrar las siguientes situaciones:

2 líneas de colores: Si la línea C y la línea T son visibles, el resultado se considera positivo y se nos considerará un caso sospechoso de COVID-19. Debemos aislarnos y contactar con los servicios de salud para que nos evalúen y confirmen o no si se trata de una infección activa.

Línea C visible y línea T en blanco: El resultado se considera negativo, pero si presentamos algún síntoma o estamos en estrecho contacto con un caso confirmado, debemos permanecer aislados y contactar con los servicios de salud para que la infección sea confirmada o no por mediante una prueba de diagnóstico confirmatoria y / o evaluación clínica. En ningún caso se debe utilizar este resultado negativo para acortar o finalizar el período de aislamiento. En resumen, no se tendrá en cuenta un resultado negativo para excluir una infección activa.

Línea T visible y línea C en blanco: Este resultado se considera inválido y debemos repetirlo, ya que la línea de control (C) debe estar siempre visible.

Prueba en blanco: Si después de la prueba no se visualiza ninguna línea, ni la T ni la C, este resultado se considera inválido y debemos repetirlo, ya que la línea de control (C) debe estar siempre visible.

Estas pruebas de autodiagnóstico no son una panacea. Se debe tener en cuenta la posibilidad de obtener falsos positivos y falsos negativos, especialmente en casos de baja carga viral o si la prueba se realiza sin síntomas. Además, es importante recordar que la realización de esta prueba dependerá en gran medida del tipo de muestra obtenida y de su correcta ejecución.

Lo que debemos tener claro es que si presentamos algún síntoma compatible con COVID-19 o hemos estado en estrecho contacto con un caso confirmado, debemos aislarnos y contactar con el servicio de salud pública.

En estos casos podemos realizar TAR, pero aunque obtengamos un resultado negativo, no excluye una infección activa y debemos esperar la valoración por parte de los servicios sanitarios.

Una prueba negativa puede dar una falsa sensación de seguridad y conducir a comportamientos más riesgosos que sin la prueba. Por ello, aunque el resultado sea negativo, debemos mantener las reglas del distanciamiento social y el uso de máscaras incluso después de una prueba negativa.

Por otro lado, un resultado positivo nos llevaría a ser un caso sospechoso y no un caso confirmado. Son los servicios de salud los que deben evaluarnos y confirmar o no esta infección mediante una prueba (actualmente la PCR es la más confiable) y / o evaluación clínica.

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